In amor literatura minicuento relato

Una pequeña historia de amor. ¡Feliz día de los enamorados!

No existe cosa más bonita que el amor, esa unión que tienen dos personas y que las hace inseparables, es algo único. Desde los amores trágicos como Romeo y Julieta o Príamo y Tisbe hasta pasar por el canon actual de un amor perfecto como el de todas esas novelas juveniles y no tan juveniles, el amor es una fuente inestimable de ideas, pero no es tan buena idea enamorarse de una musa.

 Hace ya un tiempo, se conoció a un joven escritor que conseguía, con sus hermosas palabras, se llenasen los corazones de aquellos que leían sus obras. Este personaje ahora ha sido olvidado por la historia, pero causó mucho revuelo cuando vivía. Desdeñaba el amor de mujeres y hombres, solo escribía para complacer a una musa, una invisible diosa protectora de las artes a la que no podía tener, pero le amaba, le profesaba toda su admiración y cariño mediante poemas y cuentos.

Nunca quiso a nadie más. El amor es ciego, puede matarnos por un amor no correspondido o causar tal admiración y devoción por una persona hasta el punto de no poder comer o dormir. En este caso lo que pasó fue que las flechas del angelito llamado Eros acertaron de lleno en su corazón, inflándolo por el amor a un ser invisible, que se mete dentro de la cabeza de los artistas para darles esas ideas de las que surgen los cuadros, canciones e historias más hermosas.

 Clío, era el nombre de dicho espíritu, su nombre aparecía en todos los textos que escribía, como si de un intento de llamar su atención se tratase. No tuvo hijos ni se llegó a casar, murió joven.

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