In amor minicuento relato rincón del pensamiento solitario

Polvo de estrellas

Cuando oigas una voz que resuena en lo profundo, recuerda, levanta al cielo la cabeza y verás dos estrellas muy cercanas. Quedan recuerdos tuyos a este lado del rio, pese a que se hagan difusos cuando está cayendo la noche y no pueda verte noto todavía tu presencia en mi interior, mi corazón suspira, acompasado por el brillo de las estrellas. Y, aunque se disuelvan en una oscuridad sin fin, tú, estarás siempre presente. Canto, todas las noches extiendo al cielo mi mano y canto, una plegaria esperando que la escuches. Canto para pensar en ti, canto, canto para no olvidarte. Se que entre las estrellas del firmamento que puedo ver desde mi ventana estas tú, no perderé tu recuerdo hasta que este rezo se quede sin voz y pueda reunirme de nuevo contigo. Por favor, si me escuchas devuélveme en destellos el calor de nuestros años juntos. Las cuatro estaciones en su eterno baile me recuerdan, como un soplo de esperanza, que pronto, pronto volveré a sentir tu tacto, tus manos suaves como los pétalos de las flores de primavera volverán a acariciarme. Mientras tanto, superare las noches vacías del año, en las que ya no estás a mi lado. En una canción para hilar los diamantes desperdigados por el manto nocturno esperó que mi voz te alcance. Recuerdos de aquella distante juventud me alegran, pero también desaparecen, el único que perdura es el de tu último día. La sonrisa que, antes de cruzar el rio, mandaste como despedida hace que mis lágrimas afloren aún hoy. Tu hermosa cara, mi amado, fría como un tempano de hielo, reflejaba la serenidad más sincera que haya podido ver, parecías un ángel durmiente, pero tu corazón ya había dejado de sonar. Te convertiste en una brillante estrella tras cruzar el río, y ahora, mi plegaria por fin me despide de un viaje pasajero. Mi querido príncipe, nos reuniremos. Y cuando me vea vistiendo con el polvo de oro y diamantes espero que salgas a mi encuentro. Las lágrimas que ahora salen de mis ojos son de alegría, pues en sentada en esta barca tirada por golondrinas voy camino del lugar donde aguardas. Como una alegre sinfonía mi espíritu que se eleva cada vez mas brilla, eclipsa a la luna por un instante para poder transformarse en la estrella que ahora está tan cerca tuya y tú, con las manos extendidas y aquella misma sonrisa en los labios me dijiste “Te estaba esperando”. Si escuchas mi voz recuerda que, en las noches de verano en las que las estrellas caen, marchan hacia un distante sueño y, hasta el día que se hagan cenizas juntos les alcanzará la emotiva canción y estas efímeras estrellas brillarán con más fuerza para sumirse en un sueño eterno. Hacía frio aquel día, el río inquieto se mecía con el viento de octubre, y tú, acompañaste al viento en su procesión y cruzaste. */ Dibujo mio:)/*

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