Ahora soy el susurro que dobla tus últimas palabras, soy el
cruel resultado de la furia de un dios.

Antes ninfa y ahora una canción sin rostro, maldita por una
reina y por las envenenadas flechas de Eros, que promueven en mi un amor no
correspondido.
El rechazo del cruel Narciso le valió la muerte, años y años
contemplando su imagen sin poder apartar la mirada ni un segundo, castigado
también por su soberbia y yo, ingenua y pobre de mí, creí siempre poder
salvarle.
Ahora solo soy una voz sin rostro que se lleva el
viento.....
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