
El
segundo paso es poner esa música que hace que se te acelere el pulso cardíaco,
la que hace que, aunque te estés duchando, quieras bailar.
Ya
empieza a salir la sonrisa ¿verdad?
El
tercer paso es optativo, ya que depende de si estudias o trabajas, si eres
estudiante lo que tienes que hacer es juntarte con tu grupo de amigos y esperar
a que termine la jornada, es difícil, pero se consigue. Si trabajas, en el
coche o andando pon la radio y levanta ese espíritu, y cuando llegues al lugar
donde trabajes haz lo mismo que los que estudian, no hay muchos remedios para
que se pase bien ese tiempo.
Llegar
a casa es el momento de que empiece el cuarto paso, ponerte a leer un libro con
una buena taza de cacao es (para mí en este caso), uno de los placeres divinos,
si no te gusta leer, da igual, lee, hay que fomentar el hábito de la lectura.
Pero también puedes acurrucarte con tu pareja, mascota o cojín favorito y ver
la televisión un rato.
Si
has seguido esta receta al pie de la letra ya verás cómo has lucido todo el día
una sonrisa preciosa.
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